29 sept 2010

Cronología

Soy un colgado por naturaleza. Me cuesta mucho ubicarme en el presente y en el pasado ni hablar. Soy de los que te llaman tres días después de que diste el examen para desearte suerte y de los que te tiran un “Feliz cumpleaños” cuando te llaman para saludarte por navidad.

Con esto ya pueden imaginarse como me llevo con el pasado. Creo que Iván Noble fue el que dijo “Los recuerdos se hacen de mujeres perdidas”. Para no perder la costumbre, Iván Noble estaba diciendo boludeces. En mi caso la memoria se me cae a pedazos y todas las mujeres perdidas que tengo no alcanzan a sostenerla.
 No se si será el dolor, la necesidad de olvido o el hecho de que me bajo un litro de fernet todos los sábados desde que tengo 14 años. La cuestión es que… carajo, me olvide lo que iba a escribir.

No, en serio, es de colgado de mierda que soy. Por eso, de ahora en más los post no van a tener un orden cronológico. Voy a contar las historias que me vaya acordando, para no perder ningún detalle que pueda ser la respuesta potencial a mi eterna pregunta:

¿Por qué me dejaron?

PD: En lo que estoy trabajando es en una lista completa de las 73 chicas. Ténganme paciencia nomás.

22 sept 2010

Juguete Perdido

Toda buena catarsis tiene que empezar por un lugar: el principio. Escrito de esta forma parece una obviedad o un presupuesto filosófico bastante pelotudo. Sin embargo es más difícil de lo que parece.

Después de hacer el primer post pensé largamente “¿Quién fue la primera en dejarme?”. Y así empecé a deshojar recuerdos. Primero pensé que fue una chica en el viaje de egresados, a los 12 años. Después pensé que no, que en tercer grado había habido una. Después me acordé de mi compañera de banco en primer grado, Y me dije a mi mismo “Esa es Marian, ahí está”. Inmediatamente después de esto todos los pasajeros del 53 se dieron vuelta y me miraron como un loco de mierda que habla sólo, pero no me importó, ya que tenía por dónde empezar.

Como suele pasar estaba equivocado. Un par de días después, hablando… bah, escuchando…mmm bueno, dejando a mi vieja hablar sobre no se que tema, me comentó que se había cruzado con una ex-vecina nuestra. Perceptiva como es, entendió por mi mirada que no tenía puta idea de quién me estaba hablando

Mamá
¿Cómo no te acordas Marichu? (sisi me dice Marichu)

Marian
No sé. No acordándome…

Mamá
Pero si sabés quién es. Era la mamá de Juanita, vos jugabas con ella todo el tiempo.

Marina
Ah, para. Eso me suena.

Mamá
Y si. ¿No te acordas que decían que eran novios y todo?


Ahí fue cuando me pegó como una trompada en la cara. Juanita, mi vecina de abajo cuando 3 años, ella fue la primera de todas en dejarme.
No me acuerdo mucho realmente, se por un par de memorias borrosas y cálculos matemáticos que todo paso en el año ’83. Yo acababa de cumplir los tres años cuando mi tío Julio volvió de Estados Unidos.
Nunca supe muy bien de que trabajaba mi tío, pero se que era garca como el solo. En todas las décadas fue lo mismo,  cuanto peor le iba a el resto del país mejor le iba a él, y para que eso se diera si o si tenía que estar cagando a alguien.

Perdón, me fui de tema. La cuestión es que volvió y me trajo para mi cumpleaños un juguete oficial de “Amos del Universo”, la serie que estaba muy de moda en esa época. Era un muñeco de He-Man semi-articulado que lo podías montar a Battle Cat (muñeco que también me había comprado).
Traduciendo para los menores de 25 años: Que te trajeran ese juguete de afuera, y más en la época de la hiper-inflación, era como si te compraran la Wii a la semana de haber salido en Japón.

Pocos días después de eso conocí a Juanita. Mi vieja tenía que salir a hacer unos trámites, y sabía que la vecina de abajo tenía una hija de mi edad, entonces decidió probar suerte con ella. Me acuerdo que era una mujer alta y rubia, con un olor raro (que ahora se que es olor a cigarrillo). Por supuesto que acepto cuidarme e invitándome a pasar con una sonrisa me llevó a la habitación de su hija.
Una de las pocas memorias que conservo más o menos claras es cuando la vi por primera vez. Estaba parada en medio de su habitación, rosa y con olor a yummis. Era rubia como su madre, con una sonrisa que le iba de oreja a oreja y con ojos marrones muy grandes. Su mamá nos presentó y sin mucha más ceremonia nos dejo solos.

A esa edad todo es más fácil, no existen las caretas de querer ser, y nos preocupa poco lo que el otro piense de nosotros. Por eso pudimos jugar tranquilos, y libres, siendo nosotros mismos. De alguna forma nos ingeniamos para encontrar varios juguetes unisex en ese cuarto muuuy de nena.
Obviamente no puedo dar detalles, pero creo que fue después ver he-man y tomar la leche que ella me dijo con tono risueño

Juanita
¿Jugamos a que somos novios?

Marian
¿Cómo se juega a eso?

Juanita
Vos sos el papá y yo la mamá.

Marian
Mmm. Bueno

Como en todo edificio las noticias vuelan. Dos horas después mi mamá estaba enterada que éramos novios, así que invitó a Juanita a tomar la merienda en casa al otro día.
Fue ese el día fatídico. Llegó a casa con una mochilita que, según su mamá, tenía sus juguetes favoritos. Fuimos hasta la habitación y, antes de que pudiera siquiera reaccionar, se abalanzó sobre mi He-man con Battle Cat!!!!
Corrí y se lo saque de las manos.

Marian
Con este juguete no podes jugar. Es mío solo

Juanita
Ah si?? Entonces no soy más tu novia.

Marian
Mmm Bueno

Y con esa simpleza terminó mi primer relación fallida. Sin llantos ni histeriqueos, simple y directo.

Después de hablar con mi vieja volví a casa y busqué a Juanita en Facebook. Tenía perfil abierto, así que entré y mire sus fotos: es una chica común y corriente de mi edad. No se parecía nada a esa nena que hasta hoy sigue representando mi primer amor. Cerré sesión si agregarla y apagué la computadora.
Mientras me iba a dormir pensé que algunas cosas son mejores recordándolas, sea un juguete de plástico macizo que nos fascinó en la infancia o la primera novia que nos duró apenas 24 hs.

PD: El juguete, después de muchos años, lo doné a la iglesia del barrio, en parte porque mi vieja me lo pidió reiteradamente (o sea me rompió muchísimo las bolas).
Hoy en día por un muñeco original como ese se están pidiendo hasta 600 mangos. Gracias vieja!!!!   

10 sept 2010

73 Novias 73 Rupturas

Hace tres días Paula me dejó. Cualquier persona diría que se veía venir, pero yo no.
Para mí fue una sorpresa absoluta, como alguien que se levanta y se encuentra que lo convirtieron en cucaracha o que le borraron la raya del culo.
Pero lo más sorprendente de todo fue mi reacción. No llore, no suplique, no me puse histérico. Simplemente me tiré en un sillón, catatónico, reflexivo. Empecé a pensar que estaba mal en todo esto. Había algo que me molestaba, algo que iba más allá de que me acabaran de dar un boleo en el orto. Más allá del penetrante olor a mierda que empezaba a invadir mi departamento.
Y fue ahí cuando me golpeó. Paula me había dejado, al igual que todas las demás mujeres en mi vida.

Mi nombre es Mariano. Nací en 1980, por lo que este año voy a estar cumpliendo los 30 años. A lo largo de ese tiempo salí con 73 chicas diferentes. Todas y cada una de ellas me dejaron (algunas incluso dos veces no consecutivas). Y lo peor de todo, no tengo idea porque.
No soy feo, pero tampoco Brad Pitt. Cuando estaba de moda (como buen boludo) subí mi foto a sexy o no, y mi promedio era un prolijo 7,66.
No soy violento, ni histérico, ni drogón, ni borracho. No tengo disfunciones sexuales, ni ningún tipo de morbo. No soy un vago, pero tampoco un enfermo del trabajo. No soy dependiente, ni distante, ni celoso, ni pesado. Soy un flaco NORMAL.
Sin embargo, todas terminan por dejarme. Algunas tienen motivos, otras no. El punto es que la cosa tiene siempre el mismo desenlace.

Fue acá cuando se me ocurrió esta catarsis. Decidí volcar todas mis experiencias a este blog, en parte para sacarmelo de encima. Pero también rogando que alguien lo lea, y vea lo que yo no pude ver.
Que hice bien. Que hice mal. Que estuvo de más. Que estuvo de menos. No sé, algo.
Cada entrada va a ser una historia, una parte de MI historia.
73 novias. 73 rupturas. Ninguna hecha por mí.

PD: Paula, si estas leyendo esto te cuento que descubrí que era el olor a mierda. Tu gato puto se volvió a cagar en mi zapatilla. Menos mal que te lo llevaste.